Una noche llena de estrellas y reflejos, al fondo el mar tranquilo duerme respirando suavemente, mientras las pocas olas que están despiertas marcan el compás de los sonidos del ambiente.
Cenar frente al mar no tiene precio, la inmensa negrura del horizonte embelesa la mirada mientras la música del restaurante armoniza, transportándote a una dimensión con ritmo suave. Esto funciona mejor que cualquier terapia relajante.
Al final del Paseo de la 22 (así se llama), está mi parte favorita: una terraza con vista al mar, no me refiero al restaurante—aunque la decoración y las luces son acogedoras—, en realidad lo que me gusta es la baranda oxidada desde la cuál se aprecia el mar, es como un balcón en lo plano.
No paro de hablar de la tranquilidad porque es lo que me gusta y una vez más mi Santa me regala un momento de contemplación. La Marina es otro de los tantos sitios tranquilos de mi ciudad, yo fui un lunes en la noche y me encantó. El lugar era para mi.
¿Qué hacer en la Marina?
Comer principalmente, luego si caminar, apreciar el paisaje, disfrutar de la noche y del rugir de las olas del mar. Las luces de los locales se reflejan en el mar creando un efecto hipnotizador. Luego están el par de fuentes que brillan cerca a la orilla del mar... Es mucho más fácil vivir la experiencia, que hablar de ella, una inmensidad de sentires se recogen en estas visitas y es imposible plasmarlas todas en un texto. Asi que, te queda vivirla, ¡te invito!
Al final del Paseo de la 22 (así se llama), está mi parte favorita: una terraza con vista al mar, no me refiero al restaurante—aunque la decoración y las luces son acogedoras—, en realidad lo que me gusta es la baranda oxidada desde la cuál se aprecia el mar, es como un balcón en lo plano.
¿Qué hacer en la Marina?
Comer principalmente, luego si caminar, apreciar el paisaje, disfrutar de la noche y del rugir de las olas del mar. Las luces de los locales se reflejan en el mar creando un efecto hipnotizador. Luego están el par de fuentes que brillan cerca a la orilla del mar... Es mucho más fácil vivir la experiencia, que hablar de ella, una inmensidad de sentires se recogen en estas visitas y es imposible plasmarlas todas en un texto. Asi que, te queda vivirla, ¡te invito!
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