En la Quinta de San Pedro Alejandrino convergen el arte, la historia y la naturaleza. Yo hablaré de la naturaleza, por supuesto.
Para hablar de la QSPA hay que hablar primero de las iguanas. Ellas son las protagonistas del lugar. Normalmente son grandes ejemplares: tan verdes pálidos que se le notan los años y tan gordos que su arrastrar se oye como si lijaran el pavimento. Claro, las puedes escuchar cuando van por los adoquines, pero cuando caminan lentamente en el césped no hacen ruido y se camuflan entre tanto verde. Es bastante fácil llevarse un susto. Para mi, las iguanas encabezan la lista de los animales más feos que existen. Aunque me dicen que son inofensivas...
Asistimos a una conferencia en el Museo Bolivariano llamada "Ambientalízate: Macurutú, nuestro árbol samario", cuando terminó fuimos con el conferencista—el licenciado Álvaro Gómez—,a ver un Macurutú que está en el jardín botánico. Debo confesar que esa zona no la conocía, pese a que está ubicada a un costado del lago y la cafetería, que por supuesto si había visitado antes.
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Imágen tomada de www.museobolivariano.org |
El Jardín Botánico comprende muchas zonas como se ve en el mapa, yo visité los centenarios (0), las cactáceas (1), orquídeas (9), maderables (3), ornamentales (4), mangles (10), y el bosque seco (8).
Después del pequeño puentecito cerca de la entrada, está uno de los símbolos del jardín, son los centenarios. Estos árboles gigantes son los que en últimas tienen la memoria del lugar en su corteza, ellos son los que mientras viven mantienen una conexión entre el pasado y el presente, entre Bolívar y los mortales.
Mis colores favoritos en una foto son el azul del cielo, el degradado en tonos naranjas del atardecer y el verde de la naturaleza. Las fotos de hoy cumplen con los tres y eso me encanta. Como a las 5:20, cuando el sol comienza su descenso, el resplandor se refleja en los árboles que están frente al altar, el amarillo intenso colorea las hojas verdes, tal como en Taganga. El atardecer en la Quinta es precioso, entre las ramas de los árboles se ven los colores del cielo y contrasta con el ya negro de las hojas. La vista se llena de sombras irregulares un poco fantasmagóricas y entre ellas el horizonte iluminado.
Ya saliendo de la Quinta, faltando diez minutos para las séis, pasé la taquilla y en frente, un grupo de árboles estaba iluminado de forma tenue por una lámpara de luz amarilla. Los árboles encerraban la lámpara y la luz se colaba entre ellos dando una sensación de estar en otoño. Con esta vista y el canto de los pericos me despedía de la Quinta de San Pedro Alejandrino, hasta la próxima.
Galería de fotos...
¿Dónde queda la QSPA?
Fantástico relato!!!Daniela cada vez mejor. The best one 🙋👏😆🙌
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