Entre los árboles, la carretera y el río

-Vista desde la carretera a Minca-

Minca es uno de los rincones verdes de Santa Marta situado en las estribaciones de la Sierra Nevada, bautizada como su capital ecológica. Distanciada media hora de la ciudad se encuentra este paraíso, la otra cara de esta ciudad Santa (la primera son sus playas), vale la pena recorrer la carretera casi que en forma de caracol para llegar allá.

 El camino a Minca se identifica por lo verde: a lado y lado hay árboles, en la montaña, en el borde del abismo, también árboles que hacen de arco sobre la carretera, en definitiva, donde se mire hay verde. A la orilla de la carretera lo más común es ver bambúes, a lo largo del camino hay muchos, de todos los tamaños. Los más grandes que vi fue ya en Minca, bajando hacia el río. ¡Eran inmensos!

-Inmensos bambúes en Minca-

Lo más común es ver a los extranjeros llegar en camperos cargados con maletas, los samarios en su mayoría van en moto o en bicicleta y los demás en carro. Después de dejar el carro en un parqueadero, el resto del camino es a pie, yendo al río. 

Cogiendo por el primer caminito a la derecha se llega directo, la vista se distrae con los colores de las flores, los inmensos árboles y las casas-fincas que hay por ahí. A medida que se va avanzando se comienza a escuchar el sonido del agua que corre por el río. El camino va en bajada, en su mayoría pavimentado. Hay diversos boquetes ocupados por restaurantes a la orilla del río, hay varios espacios por los que bajar. Yo llegué casi al final del camino, paramos a comer unas empanadas, de las que a mi me gustan, de maíz con queso. Eran casi las 12 de mediodía y al parecer el único que se daba cuenta era mi estómago, porque por el clima no. 

Me pasó algo muy curioso cuando me asomé al río, lo primero que ví fue un grupito de vi patos divinos, negritos. ¡Fue hermoso! Lo más especial fue bajar al río y acercarme lo más posible a tomarles una fotos. Estaban tan quietos, en sus cosas de patos. 

-Mis patos- 

La gente en el río se reune por grupos, hay uno en cada piedra grande. hay más gente en la primera parte del río. Desde la zona de patos vi a la izquierda otra zona del río donde las piedras grandes eran blancas, allá fui a tomar mis fotos. ¡Ah! El agua del río es helada, bien helada. El agua es cristalina, y la corriente es bien brava. Por lo menos en esta parte. 

Después de un rato de estar en río grabando, admirando el lugar, escuchando el sonido de los pájaros, del agua, comenzó a llover. Tocó salir corriendo porque las gotas eran gruesas y caían con rapidez (más de lo normal), amenazaba con ser un aguacero. De regreso pude tomar mejores fotos de la vista desde la carretera.

Ese día que fui a Minca estaba nublado, las montañas a lo lejos estaban coronadas por niebla y el resultado era un paisaje frío espectacular. Había sol pero el clima era fresco, se sentía como Medellín en la mañana. De regreso noté la diferencia entre la temperatura de la montaña y lo plano. Cuando veníamos bajando, llegando a la zona donde comienza la civilización, se sintió como salir de una burbuja: el calor y el sol me explotaron en todo el cuerpo. Claramente quise devolverme.

-Arcos de árboles que cruzan por encima de la carretera-

Ir a Minca sin una cámara quizá es un delito, pero es imposible ir a Minca solo a tomar fotos. Es un viaje perdido si no se disfruta del entorno, de la naturaleza, del clima, de la inmensa paz que se siente y de las hermosas vistas. Dejo algunas fotos...

-La zona a pie a orilla del río-

Esta bonita iglesia no es la principal de Minca, a esa no le tomé foto. Esta se ubica a un lado de la carretera, estaba cerrada a pesar de ser domingo.