Recordar y volver a vivir

 Hace aproximadamente séis años fui a Teyuna y no la  recordaba tan verde. Hoy en la mañana, después de mucho tiempo decidiendo a dónde iría, opté por regresar ahí.

Teyuna brinda la posibilidad de estar en un entorno natural, familiar y/o social a un precio cómodo. Hay servicio de restaurante, alojamiento, piscinas, parque infantil, canchas de fútbol, salones sociales, kioskos, lago, mini zoo... Todo rodeado de árboles (por lo tanto hay sombra y fresco), haciendo que sea un entorno muyyy agradable. 

Caminando a la derecha luego de pasar el mini puente de la mini quebrada sin agua, está de primero el parque infantil con sus respectivos culumpios, sube y baja, pasa manos... Está en una super sombra que lo cubre casi todo. Siguiendo recto viene la piscina de niños, luego un área de mesas y después la piscina de adultos. Al final, está el zoológico y el lago (la zona donde estuve). 

El mini zoológico está cambiado: ahora tiene una cerca bien bonita y hay un aviario que antes no estaba (o no lo recuerdo). Lo curioso es que no se siente como un zoológico, sino como una pequeña finca: las gallinas, las pavas, y los patos corretean por el lugar, hasta una oveja (espero que sea una oveja), estaba caminando fuera de su cerca. Lo que más se escucha es el cantar de los gallos, como si a toda hora fueran las cinco de la mañana.

Caminando a ver los conejos vi una bonita escena, la marimonda gris estaba dando la mano a una niña. Luego volví porque yo también quería darle la mano. Era todo un ritual: al que se acercaba y la saludaba, demandando su atención, ella sacaba la cola y la dejaba ahí colgando. La persona le sobaba la cola y luego de cierto tiempo si ella consideraba las manos humanas dignas de saludar (o lo suficientemente suaves), sacaba una de las de ella con la palma y los dedos hacia abajo, como una reina. Conmigo entrelazó la mano, aunque no tenía cara de estar muy emocionada por esto.

Particularmente yo adoro los zoológicos, es la posibilidad de estar con animales en un entorno seguro. He visitado cinco zoo y soy feliz volviendo. :) 

Luego de dar vueltas tomando fotos por el zoo fui al lago Naboba. Bordeando este hay tres o cuatro bancas individuales, una bajo cada árbol grande, un sitio perfecto para leer mientras se escucha el canto de la naturaleza y se ven los los pájaros volar. En la orilla del lago hay un muelle de madera al sol, ideal para tomar fotos o sentarse un rato a mirar los flamencos.  

Soy admiradora numero uno de los patos, hay muchos rodeando el lago. De los blancos con pico y patas naranjadas conté unos diez, el resto son pintados con negro. En las dos horas que estuve ahí solo vi dos quietos. La mayoría iban y venían, tomaban agua, caminaban con su forma graciosa de hacerlo, nadaban, salían del lago, siempre inquietos y graznando. Fui feliz grabando sus monerías. 

Patos from daniela on Vimeo.

Cada vez que llega la hora de irse, siento que me llevo poco del lugar. Siento que con las 200 fotos que tomo no es suficiente. En esos 5 o 10 minutos que sé son los últimos, tomo más fotos que en todo el tiempo que llevo en donde esté. Me pasó esta mañana, fue duro dejar a la mica y a los patos. Me entran esas ganas de quedarme y siempre prometo regresar, así sea, como hoy, séis años después.

Dejo algunas fotos por aquí...

-Cuando la gallina te quita el puesto-

-La marimonda gris-

-Zoológico-

-Zona de parqueo-